¿Alguna vez has deseado tener una jornada de treinta horas? Seguramente este tiempo adicional aliviaría la tremenda presión bajo la cual vivimos. Nuestras vidas dejan un rastro de tareas inconclusas. Cartas sin respuesta, amigos no visitados, libros no leídos acechan los momentos tranquilos en los que nos detenemos a evaluar lo que hemos logrado. Necesitamos desesperadamente alivio.